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  • Matt

Árboles que renacen

Itró > Shemot 18-20


Nunca des nada por perdido


Mi padre es un aficionado de la jardinería. Siempre le gustó el cuidado de diversas plantas, flores y árboles. Su pequeño jardín es el rincón más colorido y vivo de la casa; sus rosas, sus malvones, helechos, cactus, y otras tantas especies que mi ignorancia me impide nombrar con propiedad. Y si hay algo que aprendí de esta afición de mi padre es que nunca, o casi nunca, una planta se desecha así sin más. Antes bien, se debe meticulosamente intentar salvarla, sea cual sea su condición.


Hay personas que simplemente no se resignan. No importa qué, cómo o por qué, pero no hay gran obstáculo que a estas personas les ponga límite. Si algo pasa, es porque tenía que pasar y es necesario superar las dificultades, adaptarse a los cambios y, sobre todo, no dar nada por perdido. Así es mi padre con sus plantas, así también es D”s con nosotros y así deberíamos ser nosotros con nuestro prójimo.


D”s sabe que fácilmente nos secamos, que muchas veces nos cuesta acercarnos para regarnos con su Torá, con el Agua de Vida de la cual hablaba el Mesías. Aún así, D”s es paciente y sabe cómo, al fin de todo, llevarnos hacia Él. D”s conoce cuán profundas o no son nuestras raíces, cuánto nos falta crecer; Él nos conoce perfectamente, así como el jardinero dedicado conoce a sus plantas y árboles.


En la parashá de esta semana leemos la fascinante historia de Itró, el suegro de Moshe, que se sumó al pueblo de Israel después de escuchar sobre los milagros ocurridos en Egipto y en el cruce del mar.


Dos cosas aprendemos de Itró:

1) A pesar de haber sido uno de los más grandes sacerdotes de idolatría de Midian, estuvo dispuesto a dejar todos sus honores y riquezas cuando escuchó las maravillas realizadas por Hashem

2) Moshe permitió que Itró lo aconseje, y aceptó su sabiduría y experiencia, sin importarle su pasado.


Itró es como un árbol que renace, que es trasladado de la tierra de la idolatría a la tierra fértil del arrepentimiento y el conocimiento de la Torá.


La Torá es clara: no importa tu pasado, cuán malo fuiste, cuán idólatra, cuán lejos de la D”s estuviste, no se da nada por perdido, siempre hay una oportunidad para florecer otra vez en D”s.


Esta semana celebramos Tu Bishvat, el año nuevo de los árboles, fecha en la que siempre nos gustó pensarnos como árboles plantados en el campo, tal como dice la Torá. Seamos de esos árboles como Itró, que son replantados en la tierra de D”s y aceptan ser regados por su agua.

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