En esta celebración, a través de una analogía entre los árboles y los hombres, reflexionamos sobre el constante crecimiento espiritual, la capacidad (y bendición) de producir frutos y la renovación de nuestra alma por la absorción de nuestro principal nutriente .
Ayer, 15 del mes de Shvat, pudimos disfrutar de un hermoso día en comunidad: un almuerzo riquísimo, buena música, una piscina tentadora y un séder de Tu Bishvat muy ameno y con un gran mensaje para nuestras vidas.
Juntos, pudimos recitar las bendiciones que nos ayudan a reconocer, una vez más, que D’s es el Creador y Benefactor de la naturaleza y todo lo que contiene.
El hombre es el árbol del campo. Así está escrito en la Torá, y así, como árboles, queremos ser. Pero no cualquier árbol. Queremos ser árboles plantados junto a las aguas; un árbol que florezca como la palmera, que dé frutos en su debido momento; un árbol de raíces profundas, aunque a veces nos falten ramas; árboles resistentes a la tempestad; un árbol que se adapte a las distintas estaciones del año; árboles que sean útiles para que otros puedan asomarse y ver a D’s; árboles plantados en la casa de Hashem.
¡Con amor, deseamos que D's nos bendiga para que así sea!
Kehila Córdoba Bet Melej Haba
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