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El robo de trece luminarias en la ciudad de Córdoba durante esta semana, en la que estudiamos la parashá Bo, nos lleva a preguntarnos ¿de qué se trata la verdadera oscuridad?
El verano de Córdoba siempre nos ayuda a imaginar una mínima parte del Éxodo: calor intenso, gran cantidad de mosquitos y lluvias abundantes con granizo.
Esta semana nos afectó de manera particular la plaga de la oscuridad, cuando sobre nuestro famoso y simbólico Nilo, "La Cañada", personas que aún no se identifican, se robaron 13 luminarias de led nuevas.
Ante este hecho delictivo, Mestre Paró hizo un llamado a la Comunidad solicitando la denuncia de tales actos vandalistas (semejante robo no debió haber pasado desapercibido entre los ciudadanos).
Sin duda, podemos ver a través de esta noticia la expresión material y simbólica de la oscuridad. “No ver” no solamente es perjudicial para uno mismo sino también para el resto.
Esta aflicción, a veces no reconocida como tal, afecta directamente nuestra alma y nos obstaculiza, no sólo para vernos a nosotros mismos, sino también a nuestro hermanos, a nuestros semejantes.
La plaga de la oscuridad no es otra cosa que la plaga del egoísmo, el desinterés a lo comunitario, y la viveza aplaudida. Y esta plaga no se termina a los tres días, pues nadie más que nosotros tiene el deber y la libertad de decidir cambiar tal realidad.
Que D’s nos ayude a ser Luz en esta ciudad, tal y como leemos en la porción de Torá de esta semana: “Sin embargo, para los israelitas sí había luz en
donde ellos se encontraban.” (Shemot 10:23)