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  • Mica

¿Ser kosher?

Shminí > Levítico 9:1-11:47


La porción de esta semana, Shminí, hace referencia a los animales puros cuya ingesta nos está permitida y a los impuros que no tenemos permitido comer. La Torá ofrece dos señales (simaním) para reconocer a un animal puro: 1) debe ser rumiante y 2) debe tener las pezuñas partidas. Los sabios han decodificado estas señales en pauta generales, que son además prácticas, dándole un sentido espiritual. Pero en lugar de exponerlas aquí me gustaría que podamos reflexionar, buscando nuestras propias marcas que denoten en cuál de las dos categorías nos encontramos. El desafío ahora es pensar como luce nuestro corazón, nuestros pensamientos y nuestras emociones ¿tenemos marcas de pureza o de impureza? Un comentario de la Torá Emet nos explica que estos conceptos se refieren a una mayor o menor disposición de conexión con lo Divino. Un estado de pureza significa una mayor inclinación (en términos abstractos) a lo Celestial. Un estado de impureza significa una mayor inclinación a lo terrenal. ¿Cómo podremos saber, con total certeza, que nuestro estado es puro o impuro? ¿Acaso es siempre todo tan claro o en nuestro camino espiritual podemos encontrar también límites borrosos? El rebe nos enseña que una de las razones para la prohibición de comer determinados alimentos se debe a que todo lo que la persona ingiere se transforma en "sangre y carne de su propia carne", es decir, el alimento se transforma en parte integral del ser. Por ello, la Torá prohibió los maajalot asurot (alimentos prohibidos): para evitar que el hombre asimile las características negativas presentes en estos. De la misma forma, no solo en el estudio de los alimentos permitidos sino en toda la biblia, podremos encontrar qué cosas nos acercan a un estado de pureza, y por tanto nos mantienen puros, santos y cuáles no.

Además el estudio de la Torá nos mantiene conectados con D’’s, nuestro Creador, quién no está sujeto a los límites del entendimiento humano. Por ello, dice el Rebe: Mientras nos encontramos en sintonía con la conciencia divina sabemos por instinto qué es lo espiritualmente sano y qué no. Entonces ¿cuáles son nuestras marcas de pureza? Ojalá que mediante el reconocimiento de esas marcas podamos eliminar y dejar afuera todas aquellas cosas, que consumimos diariamente, que nos alejan de ser personas apartadas para D’’s.

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