El Seder de Pesaj contiene historias, canciones, comidas simbólicas y preguntas que guardan una enseñanza elevada acerca del éxodo de Egipto. Veamos algunas reflexiones sobre esto.
Se acerca Pesaj y es importante preguntarnos para qué recordar este acontecimiento tan importante en la historia del pueblo judío. El Seder de Pesaj nos ayuda a vivenciar, a volver a pasar por el corazón, cada uno de los acontecimientos a través de pasos prácticos.
Quizá lo más importante de este proceso sea ayudarnos a entender que el éxodo de Egipto no es una historia lejana y caduca sino que es aún un proceso espiritual diario.
El desafío hoy quizá continúa siendo que no nos asimilemos a ningún estado de esclavitud, que nos dispongamos a pensar nuestro estado actual y aquello que realmente significa ser libres. En la noche del Seder las preguntas se vuelven vitales, es parte de la tradición despertar la curiosidad en los niños para que no asimilen prácticas sin generar conciencia. También nosotros debemos fomentar esa inquietud que nos lleve a entender la esencia del éxodo, la profundidad la libertad.
El Rav Shraga Simmons nos recuerda:
El Talmud registra que en realidad sólo un 20% del pueblo judío salió de Egipto. El otro 80% no se identificó suficientemente fuerte con el rol y el objetivo del pueblo judío. Ellos estaban demasiado asimilados e inmersos en la sociedad egipcia. Así que se quedaron atrás. La Hagadá está dirigiendo nuestra atención hacia el hecho que nuestros ancestros estaban en el grupo que tuvo el coraje y la providencia de irse.
Dejar la esclavitud y dar un paso hacia la libertad es un trabajo difícil que implica cierto coraje y mucha fe. Incluso la expectativa puede solo ser un horizonte pero el miedo no es válido para quedarse en Egipto. Las cuatro copas que tomamos nos recuerda los cuatro estadios de libertad que se mencionan en Shemot 6, esto afirma aún más que la libertad es un proceso, a veces largo, y que implica trabajo y sobre todo disposición.
Por último, les compartimos las palabras de un maestro que reflexionó acerca de la libertad:
En Pesaj leemos Cantar de Cantares porque tal vez no haya libertad sin amor. Es natural que la libertad, como el amor, nos de miedo. No hay libertad mientras no nos animemos a sacarnos la armadura. No hay libertad que no implique volvernos vulnerables. En Pesaj comemos Maror, o hierbas amargas, porque la libertad también implica malos tragos, desilusiones y aceptar que a veces nos equivocamos. Pero todo pasa.
Ojalá que en este tiempo podamos detenernos a profundizar en Pesaj como un proceso, una experiencia actual y no un hecho histórico u olvidado. Que encontremos plena conciencia de esa libertad que D’s desea darnos.