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Palabras que el viento no se lleva

Mica

Matot-Masei > Números 30:2-36:13


El significado del refrán las palabras se las lleva el viento refleja la decepción colectiva por la costumbre que tenemos de pronunciar promesas a la ligera, se refiere a aquellas palabras que pierden el valor por no ser cumplidas. ¡Ojalá que nunca seamos identificados con este refrán!


Esta semana leemos conjuntamente las parashot Matot –Masei dando por finalizada la lectura del libro Bamidbar (Números). En la parashá Matot podremos encontrar lo referente a las normas acerca de las promesas que realizamos a D’s, sean éstas positivas (una contribución) o negativas (juramentos prohibiéndonos algo).


En principio, la sola existencia de estas normas en la Torá nos hace conscientes de la importancia de establecer un compromiso de palabra con D’s. Es que si pensamos que estamos prometiéndole algo al Rey Supremo del universo debemos considerar que esas palabras no se las lleva el viento. Tan importante es lo que pronunciamos frente a nuestro Creador que incluso se establecen reglas para la anulación de promesas en caso de la falta de cumplimiento.


Los rabinos nos enseñan: “realizar promesas no es una obligación, pero cumplirlas sí.” Por lo que nos aconsejan cuidar nuestras palabras para evitar pecar, tal y como lo hacen los necios. (Eclesiastés 5:1-6)


4. Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.
5. Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.

El concepto de justicia está presente entonces a través de estas normas: no solo la reverencia por la presencia de D’s sino el sentido de reflexionar sobre el peso de nuestras palabras. Medir lo que decimos, perseguir la sensatez, pensar antes de comprometernos con alguien o algo son algunas consideraciones que deberíamos reflejar si realmente creemos que tenemos un D’s diligente y justo.


En la Haftará de la parashá Matot leemos: Se me reveló la palabra de Hashem: “¿Qué ves, Irmeiahu?”. “Veo una rama de almendro”, respondí. Hashem me dijo: “Viste bien, pues Yo soy diligente en cumplir Mi palabra”. (Jeremías 1:11-12). Un comentario de la Torá emet nos dice que almendra y diligente tienen la misma raíz en hebreo, el almendro justamente resulta el más diligente en florecer, el primero en hacerlo. Si nos atrevemos a realizar una promesa o un juramento a un D’s diligente en cumplir, debemos estar dispuestos a ser los primeros en florecer, al igual que el almendro, cumpliendo con nuestras palabras.

 

Para continuar profundizando en otros aspectos importantes de esta porción y ser parte del debate, te invitamos a nuestra clase de estudio semanal (Pardes) los lunes a las 20:00 h en nuestra comunidad.

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1 kommentar


Ana
29. jul. 2019

Buenisima la reflexión. De gran profundidad. Gracias chicos!

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