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  • Mica

La grandeza de vivir dentro del límite

Balac > Números 22:2-25:9

¿Puede existir un ser humano con un alto nivel de profecía y con tanta bajeza a la vez?


La parashá de esta semana nos relata la historia del rey moabita Balac y del profeta pagano Bilam. Según la tradición de los Sabios, Bilam llegó incluso a tener, en algún aspecto, un grado mayor de nebuá (profecía) que Moshé Rabenu (!); pero a pesar de esto, se condujo en su vida mediante el paganismo y el libertinaje.


Bilam fue un hombre agraciado por los dones divinos. D”s le otorgó, inexplicablemente, el don que pocos hombres en el mundo pudieron obtener. Al ser algo que Hashem le regaló, él no tuvo que realizar ningún esfuerzo para merecer la nebuá. Sin embargo, su conducta no era la mejor ante los ojos de D”s.


De acuerdo con las enseñanzas del Pirké Avot, Bilam era hábil en transmitir enseñanzas viles a sus alumnos, de manera tal que se los describe como envidiosos, con espíritu altanero y codiciosos. Tal como él se comportaba. Bilam vivía en una mentira: mantenía una conducta sin límites y al mismo tiempo pretendía morir como un hombre justo, como un tzadik. Como está escrito: Muera yo la muerte de los rectos y mi destino sea como el suyo. Ahí se evidencia de manera clara su espíritu codicioso.


¿De qué le sirvió Bilam el don que le fue entregado si este no vivió conforme a la voluntad de D”s? Bilam prefirió la codicia por la fama y el dinero antes que acatar de manera voluntaria las ordenanzas que Hashem le decretó. Cuando nuestros corazones anhelan las alturas, pero se niegan a acatar los límites de D”s nos estamos engañando a nosotros mismos.


Los límites de un campo indican que tiene un dueño y muestran el cuidado que él le da. Si no existiesen estos límites, sabríamos que se trata de un campo abandonado. El mundo que habitamos temporalmente, se rige por una filosofía del abandono. La Torá, en cambio, pone a nuestra disposición una filosofía más desafiante: una filosofía del campo con su respectivo límite. En este sentido entendemos que, en la actualidad, la grandeza del hombre se plantea cuando este atraviesa los límites. La visión de la Torá es opuesta: la grandeza del hombre consiste en respetar los límites, pues estos son los que nos mantienen seguros de la hostilidad del mundo terrenal y de nuestra inclinación al mal.

Que D”s nos ayude, a través del estudio de la Torá, a obtener las fuerzas y la sabiduría para conducirnos dentro de los límites de su campo.

 

Para continuar profundizando en otros aspectos importantes de esta porción y ser parte del debate, te invitamos a nuestra clase de estudio semanal (Pardes) los lunes a las 20:00 h en nuestra comunidad.

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