¿De qué depende que la misión que D"s nos encomienda sea llevada a cabo con éxito?
Mientras Moshé pastoreaba las ovejas de su suegro Itró en medio del desierto, se topa con un fenómeno física y naturalmente imposible: un arbusto que ardía sin consumirse. Es en esta situación en la que tiene lugar la vocación del mayor profeta de Israel. Allí, en medio de la zarza, D"s susurra el nombre de Moshé: ¡Moshé, Moshé! Ante este llamado de D"s, Moshé contesta heme aquí .
Sin embargo, esta predisposición del profeta se verá rápidamente eclipsada cuando reciba la misión que debe llevar a cabo: Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
Moshé estaba consciente de la gran responsabilidad de aquella tarea que el Creador le estaba encomendando. Por tanto, teme de no poder llevar a cabo la gran misión de liberación del pueblo de Israel. Moshé plantea a D"s que él era tardo en el habla y torpe de lengua y, por ello, no era el indicado para llevar a cabo la liberación de los israelitas.
D"s, cuya sabiduría y soberanía son inescrutables, le responde a su siervo que Él lo iba a acompañar y le iba a enseñar todo cuanto tenía que decir y hacer.
De este episodio de esta parashá aprendemos una verdad eterna: no es de nosostros el poder y la fuerza que debemos emplear para realizar la voluntad de D"s, sino que la efectividad de nuestro servicio a Él depende nuestra cercanía a la presencia de D"s y de las fuerzas y el poder que Él nos da. Si Moshé hubiese querido ir por sus propios medios, no hubiera logrado hacer nada. Pero al poner su confianza en D"s, llegó a ser el mayor profeta de Israel
Que D"s nos ayude a no confiar en nosotros mismos, sino que podamos depositar toda nuestra fe en Él para así cumplir con su voluntad.