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  • Mica

¿Cómo sobrevivir a un apagón espiritual?

Algunos verán con ironía que en la parashá Behaloteja (cuando enciendas) haya ocurrido el apagón masivo en Argentina y Uruguay. ¿No será, más bien, una una profunda “coincidencia”?



La obligación de Aarón era encender las velas del candelabro de 7 brazos que se encontraba dentro del santuario. El Rebbe nos enseña que cada brazo del candelero representa los hijos de Israel y que la obligación de los líderes es, a través del amor, encender en los hijos de Israel actos de bondad. Por el contrario, cuando no amamos a nuestros semejantes, esa chispa no se enciende y el mundo vive sumergido en un completo apagón.


El domingo los argentinos y uruguayos pudimos entender lo que significa estar sin luz. El ojo se acostumbra a la oscuridad pero la falta de chispa (energía eléctrica) lo complica todo: los semáforos no funcionan y el tránsito es un caos, los celulares no pueden cargarse y nos encontramos incomunicados, las heladeras empiezan a descongelarse y la comida se pierde.

Después de unas horas empiezan los ejercicios de verificación cada 15 minutos: levantar y bajar la perilla sin poder resolver nada. Al fin de cuenta, no estamos en la central eléctrica y no somos el ingeniero encargado.


Hay un apagón espiritual cuando vivimos en contextos llenos desesperanza, queja, odio gratuito y egocentrismo. Pero esta vez la perilla de encendido está a nuestro alcance, en un acto de bondad: un gesto de ayuda, una mirada comprensiva, una sonrisa, la palabra “gracias”. Estos sencillos actos pueden logran más que mil lámparas led en la circunvalación de Córdoba un domingo 16 de junio antes del amanecer.

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