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  • Mica

¿Como puedo amar más?

Ajaréi Mot-Kedoshím > Levítico 16:1-20:27


En la porción de esta semana, Kedoshim (específicamente en Levítico 19:18), encontramos el precepto de Amarás a tu prójimo como a ti mismo, un precepto fundamental para nosotros ya que como expresa la siguiente historia, es un eje fundamental de la fe judía.


Hay una vieja leyenda que dice que un señor quiso convertirse al judaísmo y se dirigió con este fin al maestro Shamai, uno de los grandes sabios y le dijo: “Me convierto al judaísmo si me enseñas toda la Torá mientras estoy parado sobre un pie”. El maestro se encolerizó y lo expulsó amenazándolo con una vara. Fue y visitó al maestro Hilel, que tenía carácter más apacible y este hombre le planteó el mismo tema. (“Me convierto al judaísmo si me enseñas toda la Torá mientras estoy parado sobre un pie”). Le dijo Hillel: “Todo aquello que es odiado por ti, no lo hagas a tu prójimo, eso es toda la Torá, el resto no es más que una explicación”. Así parafraseaba a Levítico 19:18, en un lenguaje más sencillo.

Como podemos ver, ilustrado en esta historia, uno de los preceptos más importantes en el judaísmo es el amor al prójimo. Tanto así que el maestro Hilel declaró que toda la Torá podía resumirse en él. Pero ¿estamos seguros de que cumplimos con este precepto? ¿Qué significa amar a nuestro prójimo?


La Torá no solo se refirió a la amistad entre dos seres cuando nos ordenó amar al prójimo. Si solo fuera mantener una buena relación con las personas que nos rodean el precepto hubiese sido algo superficial. En cambio, amar implica acciones un poco más profundas.


Nos explican los sabios que la respuesta que da la Torá, es que el amor sí se puede generar, contradiciendo a la cultura popular que afirma que el amor debe “surgir”, como si fuera algo mágico que “se siente” o “no se siente”. Para llegar a amar a otra persona, uno debe, primeramente, concentrar su mirada en todos los aspectos buenos y particularidades del prójimo. El segundo paso es: Hacer algo abnegadamente por el otro. El Rav Eliahu explica, que el amor es el resultado del altruismo. Quien se preocupa y ocupa por el otro, termina amándolo.


Este principio, debe verse a la luz del hecho de que todos los seres humanos han sido creados a imagen de D’’s.


Hay un famoso cuento judío con el que un eminente rabino hasídico explicaba cómo había aprendido las auténticas implicaciones del amor al prójimo, escuchando la conversación siguiente entre dos hombres que estaban un poco borrachos: