¡Libres al fin! ¡Egipto quedó atrás! Con mano fuerte y brazo extendido, D”s nos liberó. Su poder y su justicia fue manifestada en la tierra de la opresión. La estrechez quedó atrás; delante de nuestro ojos se expande la libertad verdadera.
Pero D”s, que actúa de maneras misteriosas e incomprensibles para nuestra mente humana, tenía muchas más sorpresas para su pueblo.
Durante el séder de pésaj solemos cantar alegremente un bello y ancestral poema: Daiénu. Daiénu, cuya traducción sería “nos hubiera bastado”, destaca la sorprendente y misteriosa bondad de Hashem.
Hemos comenzado a contar el Omer y , precisamente, uno de los versos de este poema nos recuerdan que D”s no solo nos liberó de la opresión de Egipto, sino que también nos condujo por el desierto para darnos su Torá. ¿Qué méritos teníamos para recibir tan asombrosa revelación? La gracia de D”s está, sin duda, más allá de nuestro entendimiento.
De la misma forma, D”s nos sigue sorprendiendo en nuestra vida. Quizá no nos damos cuenta, no percibimos la verdadera repercusión de la mano de D”s en nuestra cotidianeidad. Nos basta con saber que Hashem nos ha traído hacia él con amor y nos ha liberado de nuestra maldad, pero D”s siempre va más allá y nos sorprende con incontables bendiciones.
A pesar de nosotros mismos, de nuestra inconsistencia en el desierto de lo cotidiano, de los becerros modernos, de los olvidos justificadores, de las nostalgia litúrgica; D”s permanece fiel, y ahí reside el misterio de su amor.
Cada noche, al contar el Omer, recordemos que no solo D”s no libera, sino que también nos acerca a él a través de su Torá y que nuestro deseo sea cada día responder con servicio y agradecimiento al sorprendente obrar de Hashem.
Para continuar profundizando en otros aspectos importantes y ser parte del debate, te invitamos a nuestra clase de estudio semanal (Pardes) los lunes a las 20:00 h en nuestra comunidad.
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