Shelaj y Coronavirus
Podrías estar atravesando un nuevo período de incubación ¿Cómo saberlo?
En los tiempos que atravesamos hablar de “incubación” puede no ser demasiado feliz o amigable. Esta palabra ha adquirido, últimamente, un peso realmente importante con la llegada del COVID-19. La incertidumbre de estar “incubando” el virus puede llegar a tornarse desesperante y angustiante. Es un concepto que, implícitamente, contiene en sí las concepciones de vida o muerte. Es un término que anuncia que, algo que quizás no queremos, está desarrollándose en nuestro cuerpo sin que podamos tener el control de ello. En fin, es una palabra que se ha vuelto parte de la familia de palabras que no queremos tener cerca.
Pero, en la porción de esta semana, encontramos que podemos darle una vuelta positiva a esta palabra en medio de esta cuarentena. Para muchos la cuarentena ha significado una oportunidad para continuar o finalizar proyectos que por cuestiones de tiempo habían olvidado. Para otros ha sido una oportunidad para enfocarse en las cosas que “realmente importan” o para invertir un tiempo de mayor calidad con sus seres queridos, para otros tantos, equivale a un encierro bastante difícil de llevar. En medio de esto ¿cómo puede ser la palabra incubación algo positivo? Bueno, como dije antes, esta palabra puede contener el concepto de vida ya que, de modo implícito, se usa para indicar que algo se está desarrollando en el interior de manera oculta o poco conocida. Es decir, indica que algo comienza a crecer en nuestro interior.
El Rebe nos dice que el pueblo de Israel estaba atravesando una etapa de “incubación espiritual” y que de hecho, el pecado de los espías tuvo que ver con no querer abondar ese período:
Los espías querían experimentar la vida y buscar Divinidad libres de las distracciones de lo material. En el desierto el pueblo judío estaba protegido por las Nubes de Gloria, alimentado por el maná y la fuente de Miriam, y todas sus necesidades físicas estaban completamente cubiertas. Dedicaban todo su tiempo al estudio de la Torá, a la meditación y la plegaria. Los espías sintieron rechazo por la idea de entrar al mundo real, donde tendrían que perder tiempo trabajando por el pan de cada día.
En contraste con la incubación de un virus, la incubación espiritual es algo deseable y es un estado al que debemos introducirnos voluntariamente. Hace referencia a la elevación del alma, al crecimiento de la luz Divina en nuestro interior, a un período que puede ser aprovechado para tener más contacto con D’’s, para descubrir nuevas facetas de D’’s que no conocíamos o experimentar nuevos atributos que jamás habíamos experimentado. El período de incubación espiritual es como un Shabat eterno, porque es un período en el que podemos aprender a descansar completamente en nuestro Creador a pesar de cualquier pronóstico negativo. Es un período en el que podemos hacer un gran silencio y escuchar sin tantos ruidos Su voz. De este modo, la incubación toma un giro inesperadamente bueno si lo pensamos a los pies de D’’s.
Sin embargo, aunque este período llegara a ser espiritualmente placentero, D’’s nos dirá en algún momento que descendamos a la Tierra de Israel, que volvamos al mundo externo. Dice el Rebe que debemos recordar que nuestra vida necesita un equilibro entre cierta necesidad por elevarnos espiritualmente y, cierta devoción por descender (con todo lo que nos fue dado) y bendecir al mundo para revelar la divinidad oculta.
El único modo de encontrar la esencia de D’’s es participando del mundo material y cumpliendo Sus mandamientos en dicho plano
Por eso, en este período que continuamos atravesando queremos desafiarte como parte de nuestra comunidad y alentarte a que te preguntes ¿Qué aprendí de nuevo, en lo espiritual, en esta cuarentena? ¿Dediqué más tiempo a escuchar la voz de D’’s? ¿Soy mejor que antes? ¿Cuando me toque salir nuevamente, qué podré dar a los demás como resultado de este proceso? ¿Estoy más cerca de lo que D’’s quiere de mi? ¿Podré usar o que D’’s ha hecho conmigo en este período para bendecir a otros?
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