¿Quién es libre?
Uno de los conceptos centrales de la Hagadá de Pésaj es aquel que refiere al acto de narrarles a los hijos la historia de nuestra libertad. Vehigadta lebinjá nos enseñan los sabios, contarles a los más jóvenes del pueblo qué es lo que Hashem hizo (y hace) en nuestras vida. Y no solamente debemos relatarles la maravillosa historia del Éxodo, historia fundamental de esta fiesta, sino también todo aquello que hace a la identidad de Israel, su tradición y su memoria.
Sin lugar a dudas, este Pésaj que nos toca vivir es excepcional. La crisis sanitaria mundial ha hecho que nos encontremos este Nisán de 5780 confinados en nuestros hogares con la única posibilidad de comunicarnos solo a través de la virtualidad. La anécdota de esta cuarentena sea quizá uno más de esos relatos increíbles que se agreguen a nuestros sederim futuros de Pésaj: la vez en que encerrados en nuestras casas celebramos la libertad que D"s nos da.
La contradicción de la libertad y el encierro es, acaso, una invitación que D"s nos hace a la reflexión: ¿dónde reside a esencia de nuestra libertad? ¿En qué medida vivimos fieles a la libertad que hemos recibido gracias al poder de D"s?
La libertad que D"s nos da es integral: el quiere liberaros física y espiritualmente. Ya ha obrado para que fuésemos libres del yugo del Egipto físico; y hoy obra, a través de la persona del Mesías, para que seamos libres del Egipto espiritual.
La esclavitud no ha sido abolida plenamente de nuestro mundo. Hoy, quizá, es más fácil encontrarla en forma de pantalla que de trabajo forzado, pero sigue existiendo y sigue sometiendo a muchos en el pecado.
Este Pésaj D"s nos llama a Su libertad. Una libertad que excede cualquier encierro, cualquier confinamiento, cualquier privación física de movimiento; D"s nos llama a la verdadera libertad: la libertad del alma. Porque, al fin y al cabo, ¿de qué sirve ser libre en el cuerpo si el ama aún es prisionera del mal?
Durante el Séder, pensemos esto: D"s nos llama a la libertad real que encontramos a través de la obra redentora del Mashíaj y ningún estado físico se compara con el eterno gozo de sabernos libres en Él.
Cuando les relates a tus hijos sobre la historia del Éxodo, enséñales que es verdaderamente libre aquel que tiene libre el corazón.
Jag saméaj.
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