VAIETZÉ > Bereshit 28:10 - 32:3
¿Cuándo decimos "puedo" qué queremos decir realmente?
El libro Imre Shafer nos relata acerca de Iaacov y el momento en que él se dirige a la casa de Labán y nota cómo los pastores estaban rodeando un pozo de agua. Dicho pozo tenía una piedra muy pesada. Para alzarla, debían hacerlo entre todos y así la lograban hacer rodar.
Cuando nuestro patriarca vio a Rajel (que era pastora de Labán), él solo hizo rodar la piedra. Explica Rashí que la sacó como quien descorcha una botella de vino. Pero, ¿cómo hizo para sacarla sin ayuda? Nuevamente, Rasí nos da una explicación. Según este sabio la respuesta es clara: Iaacov era muy fuerte y robusto.
Pero Rashí no solo se refería a una fuerza física conocida, sino también a aquellas fuerzas que el hombre posee sin él saberlo. Esta energía que desconocemos de nosotros mismos se manifiesta en los momentos de mayor adversidad. Por ejemplo, cuando peligra nuestra vida. Se han registrado casos límite en los que increíblemente algunas personas pudieron levantar cosas realmente de gran peso. Dicen los Sabios que en momentos de emergencia el hombre revela su potencial
Esto lo vemos explícitamente en la tradición rabínica de nuestro pueblo. El Rambam dice que cuando se sitia una ciudad para capturarla, no la deben cerrar por las cuatro direcciones, sino por tres, para dar lugar a todo fugitivo que quiera resguardar su alma. Así está dicho: Combatieron, y por tradición sabemos que fue de esa manera. ¿Por qué? Porque si los hubiesen encerrado, habrían peleado hasta sus últimas fuerzas y así, habría sido más fácil poder conqustarlos.
Podemos entonces deducir que el hombre, cuando tiene la sensación de peligro, extrae sus fuerzas ocultas y pelea con todas su poder de tal manera que es difícil sobreponérsele. En cambio, cuando dejamos un lugar para huir, opta por salvar su vida.
Debemos saber que somos capacer de desarrollar nuestras energías según la importancia que le damos a nuestras tareas o misiones que queramos realizar.
Vemos en la Torá que cuando Iaacov vio a Rajel, quiso concederle un favor e hizo rodar una piedra tan pesada como si en realidad estuviese descorchando una botella. Así, la Torá nos enseña que Iaacov estuvo catorce años sin dormir, es decir, no se iba a acostar, trató de aprovechar al máximo el tiempo que disponía en ese momento para estudiar y así lograr su misión.
Mucha gente, cuando su rabino o maestro le propone hacer una mitzvá, lo primero que dice es “no puedo”; pero, en realidad, cuando nuestro deseo realmente nace de nuestro corazón, D”s nos ayuda sacar esas fuerzas ocultas para cumplir con nuestra misión.
Basado en las meditaciones de Rab Moshé Meir Hoffer.
Para continuar profundizando en otros aspectos importantes de esta porción y ser parte del debate, te invitamos a nuestra clase de estudio semanal (Pardes) los lunes a las 20:00 h en nuestra comunidad .
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