- Matt
El misterio de la cercanía deficiente
¿Se puede estar lejos y cerca de D"s al mismo tiempo?
En la lectura de la Torá de esta semana leemos acerca del rey Balak y el hechicero Bilam. A propósito del episodio de Bilam [1] y su burra, el poeta del siglo de Oro, Francisco de Quevedo, escribió este soneto:
A maldecir el pueblo, en un jumento, parte Balán profeta, acelerado; que a maldecir cualquiera va alentado: tal es el natural nuestro violento.
Dios, que mira del pueblo el detrimento, rey en guardar su pueblo desvelado, clemente, opone a su camino, armado de su milicia, espléndido portento.
Obedece el jumento, no el profeta; y cuando mereció premio y regalo, más obstinado a caminar le aprieta.
Teme la asnilla al ángel, sufre el palo: y halló el cielo obediencia más perfecta en mala bestia que en ministro malo.

Las maneras de obrar que ha manifestado Dios ha largo de la historia de la humanidad ciertamente son, en gran medida, misteriosas e inalcanzables para nuestro finito pensamiento. Ya lo decía el Predicador: Igual que no conoces cuál es la dirección del aliento vital que traspasa los huesos dentro del vientre de la preñada, tampoco conoces la obra de Dios que lo hace todo [2]. Somos herederos de los resultados del obrar divino, pero las razones y las casusas de los caminos de la Divinidad nos han sido, en su gran mayoría, ocultadas. Sin que esto haga tropezar nuestra fe, confiamos en Dios que hace todas las cosas perfectas y cuyas enseñanzas nos ha trasmitido a través de su Palabra para que podamos alcanzar su plenitud, de manera que repetimos con gozo y fe que únicamente al Señor nuestro Dios conciernen las cosas ocultas; pero las cosas reveladas nos conciernen a nosotros y a nuestros hijos eternamente, para que cumplamos todos los mandamientos de esta ley[3].
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